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RESEÑAS PERIODÍSTICAS SOBRE
MADAME THOMASSIN
que señalan a Maupassant como coautor de la obra
"El 13 de enero de 1883, en el pequeño Teatro Cluny, tuvo
lugar la primera representación de Madame Thomassin, una pieza firmada por
William Busnach. Algunos críticos teatrales contemporáneos designaban ya a Guy
de Maupassant como el autor. Pero él jamás reconoció la paternidad de esta
obra."
Le Figaro, 14 de enero de 1883
La representación del Cluny comienza con la obra de Busnach. Un acto muy
palpitante titulado Madame Thomassin, para el cuál, según se dice, el
autor de L'Assommoir y de Nana [se refiere a las adaptaciones
teatrales de la obras de Zola] habría tenido por inspirador anónimo, al Sr.
Guy de Maupassant, que ha preferido permanecer entre bastidores porque la
obra no estaba tratada, según él, con el realismo que le habría gustado. Este
distinguido poeta, pero arisco, reprobaría completamente el remilgo y la
afectación del colaborador asiduo de Émile Zola.
Busnach acusado de galantería... ¡Oh William!
L'Intransigeant, 15 de enero de 1883
Los aficionados a los contrastes han sido servidos a pedir de boca ayer en
Cluny. No solamente se ha pasado de lo serio a lo dulce, sino de lo lúgubre a lo
desternillante.*
En primer lugar lo lúgubre. Se trata del acto del Sr. Busnach, Madame
Thomassin. El día del entierro de su esposa, un marido se da cuenta de que
ella lo ha engañado con su mejor amigo. Naturalmente, desesperación, cólera. El
marido engañado perdona a la muerta pero no puede perdonar al amante a quién
arroja de su casa. Eso es todo.
Simple y breve. No es más que la exposición de una situación ya explotada, y que
no tiene más que un error: es el no tener ningún desenlace dramático. ¿Pues que
quiere usted que haga un marido en tal situación? Nada. Ni incluso puede
vengarse: uno no se venga de una muerta - ni por una muerta. No puede más que
permanecer solo con su deshonra. Eso es lo que hace Thomassin. ¿Pero eso no es
acabar un poco en agua de borrajas?
Después de todo, Madame Thomassin no es más que la puesta en escena de
las últimas páginas de Madame Bovary: el parecido se impone, y es
temible.
Se nos ha asegurado que el Sr. William Busnach no es el único autor de este
acto, que el Sr. Guy de Maupassant, uno de los más vigorosos talentos de
la escuela moderna, ha colaborado en él. Esto no nos sorprendería - a causa de
la manera brusca y simplista de la pieza - que no carece, desde luego, de valor,
y presenta alguna cosa original y curiosa, al menos en la forma.
No hay más que un papel en Madame Thomassin: el del marido. El Sr.
Maurice Simon lo ejecuta con emoción.
A este drama, negro de principio a fin, ha sucedido la comedia del Sr. Albin
Valabrègue, Les Maris inquiets [...]
Le Voltaire, 15 de enero de 1883 (Scapin [Alexandre
Hepp])
Aunque no se haya nombrado más que a Busnach, por el drama en un acto,
representado ayer noche en el teatro Cluny, hay que citar también al Sr. Guy
de Maupassant que es el creador de Madame Thomassin, siendo William
únicamente el adaptador.
Thomassin, ayudado de su amigo Henry, entierra a su esposa.
Cuando regresa del funeral encuentra en el misal - ¡oh, santa criatura! - de su
difunta, una carta de Henry que ha sido su amante. Expulsa entonces a éste y
perdona a su esposa, diciendo que después de todo él fue el culpable, porque era
demasiado mayor para ella. Este argumento, que no tiene nada de divertido, ha
sido motivo de chanza por el público, al cual el sonido de las campanas y del
órgano, las peroratas sobre la muerte, las incesantes lágrimas de Thomassin, han
recordado un poco a los eternos lloriqueos de los Corbeaux.
Dos frases sobre todo, han arrojado su estallido jocoso en esta obra fúnebre.
Una, mediante la cual el marido habla de los agujeros del corazón, ha hecho
desternillarse a los estudiantes del parterre; en la otra, lo que se le dice al
amante reprochándole el haberlo engañado:
- Os quería como a mis hijos, eso es casi un incesto.
Ha parecido que este marido ponía demasiada voluntad en recordar a Fedro.
A pesar del talento del Sr. Maurice Simon, las esquelas de duelo de Thomassin,
bien podrían servir para la obra: Requiescat in pace.
Le XIX Siècle, 16 de enero de 1883 (fragmento
por Henry Fouquier)
Sin el teatro Cluny no tendríamos ningún estreno esta semana en los teatros
conocidos. Pero ese pequeño y valiente teatro nos salva del hambre: nos ha dado
un drama en un acto y una comedia en tres, y, sobre esos cuatro actos, ¡había
uno y medio que bien valía el viaje! El drama es completamente negro. La Sra.
Thomassin acaba de morir y deja tras ella, hundidos en igual dolor, a su marido,
una vieja criada de la casa y un joven amigo del marido, Henry. El Sr. Thomassin
tiene la idea de pedir a la religión consuelo para su pena y toma el misal de la
difunta para leer en él las oraciones. ¡Idea funesta! Pues ese breviario es
semejante al misal de Marguerite, envenenado bajo el aliento de Mefistófeles, y
donde, en lugar de piadosas imágenes, la joven encuentra imágenes de amor. En
ese libro de la Sra. Thomassin se oculta en efecto una carta apasionado de
Henry, que no deja ninguna duda al marido sobre su desgracia. ¡Lo que es no
quemar las cartas! Hubiese sido el caso de alegrar Madame Thomassin - la
heroina póstuma da su título al drama - mediante un apartado divertido como el
que se encuentra en la comedia que le sigue, una mujer
«acobardada» dirigiéndose a las mundanas que están
en la sala de Cluny y diciéndoles: «¡Vean señoras, como esto siempre acaba así!»
El desafortunado papel, tan mal situado en el misal, hunde a Thomassin en un
gran y legítimo furor. Encontrándose en presencia de Henry, pone cara de
estrangularlo, luego de agarrar un hierro, pero el amante, habiendo tenido la
feliz inspiración de exclamar: «¡No me defenderé. Voy a reunirme con ella!» esta
hipótesis teológica desarma al marido. Sin embargo Henry ha podido revelar a
Thomassin que su esposa se había suicidado, envenenada, por el remordimiento.
¿Cómo no se ha dado cuenta el médico? ¡He aquí que la obra no hace honor a la
Facultad! Y de ese remordimiento, solo una cosa tiene la culpa. Un solo día, un
único día, un día de tormenta (circunstancia atenuante para el psicologo), ellos
estaban juntos, leyendo alguna historia, como Francesca y Paolo, y como ellos,
ese único día no leyeron. [...]
Esta Madame Thomassin, aunque de un negro terrible, apenas alegrado por
el aire cómicamente afligido del actor que interpretaba el papel del amante, sin
embargo me ha interesado, sobre todo cuando he sabido - al menos se aseguraba -
que el Sr. William Dusnach había prestado su apellido y habilidad de puesta en
escena al Sr. Guy de Maupassant. [...]
Le Réveil, 16 de enero de
1883 (por Henri Bauër)
En el momento en que el telón se levanta sobre el cadáver de Madame Thomassin,
la pieza ya ha acabado. Es cierto que intentará recomenzar y concluir en una
situación insoluble.
He aquí un resumen del proceso:
El Sr. Thomassin acaba de perder a su esposa a la que adoraba. Como está
completamente inmerso en su desesperación, encuentra sobre la almohada de la
muerta un pequeño papel revelador que le desvela su cornamenta.
Allí, la Sra. Thomassin confiesa que lo engañaba con Henry, un joven amigo de la
casa, una especie de hijo adoptivo y que, torturada por los remordimientos, se
ha envenenado.
No le queda más remedio al Sganarelle póstumo que expulsar al seductor, ¡y decir
que contaba con él para compartir su dolor!
Tras esta expulsión cae el telón.
Se me ha afirmado en los mentideros teatrales que Busnach no era más que el
editor de esta infantilada dramática. No puedo dar crédito al nombre que se me
ha citado, el del más vigoroso y original escritor de la joven escuela
naturalista. Me parece que Busnach basta sólo para esta gloria nueva.
[...]
No debo omitir a los intérpretes de Madame Thomassin: El Sr. Maurice
Simon, conmovedor y sorprendente; la Srta. France sencilla y natural. En cuanto
al Sr. Rosny, mejor no decir nada.
L'Opinion nationale, 19 de enero de 1883
(artículo no firmado)
Días atrás, el teatro Cluny renovaba su cartel y nos ofrecía dos nuevas piezas.
Aunque Madame Thomassin da su nombre a la primera, uno busca en vano ese nombre
en la distribución de los personajes. En efecto, Madame Thomassin está muerta. Y
cuando se levanta el telón nos encontramos ante la habitación mortuoria en el
momento de los preparativos de sus exequias. Es decir que se trata de una pieza
que comienza por el final... de Madame Thomassin.
Muchos espectadores que llegaban dudaban en entrar, creyendo que el telón iba a
caer.
El Sr. Thomassin llora cálidamente a su esposa cuando, al regresar del entierro,
descubre en el misal de la querida difunta un papel que le revela que ésta lo
engañaba con el joven Henry, un amigo íntimo, su hijo adoptivo. El marido
soporta esta noticia con valor e incluso hasta llega a excusarse de haber
querido ser el marido de su esposa cuando no habría debido ser más que su padre;
perdona al pérfido amigo. Esta pieza fúnebre, o más bien este oficio de muertos
toca de cerca al desenlace de Madame Bovary. Se trata de un drama o un
melodrama en un acto, escrito en un estilo pseudo naturalista. Encontramos
frases como esta [la frase falta]
Parece ser que el Sr. Guy de Maupassant ha colaborado algo en esta pieza
y que incluso sería el autor principal. Pero entonces, ¿por qué solamente la
firma Busnach? Tal vez el Sr. Guy de Maupassant temiese comprometer su
porvenir literario mediante un acto sin importancia y haya preferido dejar la
responsabilidad al Sr. Busnach que tiene los riñones más sólidos.
No dedicaremos más tiempo a la oración fúnebre de esta pieza. A pesar de todo el
talento del Sr. Simon, el gentil director del Cluny, que expresa con gran
sentimiento dramático el dolor del marido, la obra no ha obtenido éxito.
Los invitados a este entierro, poco respetuosos y poco afectados por la muerte
de esta persona desconocida, han alegrado la ceremonia con sus risas.
En definitiva, Madame Thomassin está enterrada sin probable exhumación. ¡Requiescat
in pace!
Panurge, 21 de enero de 1883 (por Jean de la
Leude)
[...] El pequeño teatro Cluny se ha decidido a renovar su cartel. Esto no es de
gran importancia, pero sin embargo me ha parecido que la dirección había hecho
un esfuerzo. Durante la misma jornada ha estrenado un drama cuya idea inicial
pertenece a nuestro colaborador Guy de Maupassant, pero que ha sido
perpetrada por Busnach: Madame Thomassin. Maupassant no la ha firmado, y
ha hecho bien. La idea era original; la pieza no lo es. Me ha parecido incluso
que se reían más en el drama que en la bufonería del Sr. Albin Valabrègue que se
representó a continuación: Les Maris inquiets. Hay en ésta algunos
pasajes divertidos, pero el conjunto no consigue un éxito completo.
La Patrie, 22 de enero de 1883 (por François
Copee)
Gran avidez de estrenos. Los teatros han renovados sus carteles antes del año
nuevo y vivimos días afortunados. Sin embargo tenemos que reseñar algunos
pequeños acontecimientos dramáticos.
En primer lugar, Madame Thomassin, un drama en un acto del Sr. William
Busnach, y Les Maris inquiets, una comedia en tres actos del Sr. Albin
Valabrègue.
¿Qué singular idea ha tenido el Sr. Busnach, que es un constructor de
«grandes máquinas», el director de una fábrica Cail
de los melodramas, de escribir un acto en prosa? ¿Le impediría dormir La Joie
fait peur ? Una leyenda dice que la encantadora obra de la Sra.de Girardin,
primitivamente en varios actos, ha sido revisada y reformada por el Sr. Adolphe
d'Ennery; circulaba otra leyenda la otra noche en los corredores del Teatro de
Cluny, y se decía que el Sr. Busnach no había hecho más que arreglar y «poner a
punto» Madame Thomassin, cuyo verdadero autor sería el Sr. Guy de
Maupassant.
A nosotros nos gusta más no creer en nada y no entrar en polémica, toda vez que
en cualquier caso ha sido el Sr. Busnach el que ha firmado solo. Pues, si el Sr.
Guy de Maupassant, - autor de un volumen de versos muy enérgicos y
personales y, entre otras cosas, dos relatos: Boule de Suif y
Mademoiselle Fifi, que, siendo admitida la audacia naturalista, son pequeñas
obras maestras - si Guy de Maupassant es responsable de Madame
Thomassin, nosotros lo lamentamos por él; pues Madame Thomassin es un
opúsculo bastante insignificante.
Un viudo desolado, al regreso del entierro de su esposa, encuentra en el
desorden fúnebre de su domicilio, una carta que le demuestra -claro como el sol-
el adulterio de su esposa con su mejor amigo, con el joven hombre en cuyo brazo
se había apoyado momentos antes siguiendo a la comitiva fúnebre. Rabia,
sollozos, escena violenta con el amante, celos retrospectivos, y luego... luego
eso es todo. ¿Qué quiere usted que ocurra? No se puede matar a una muerta y no
se litiga una separación con un ataúd.
¿Pero ese es el desenlace de Madame Thomassin? Así es, todo está dicho. Y
de esas cuatro o cinco admirables páginas de novela, el autor, sea el que sea,
de Madame Thomassin no ha extraído más que un cuadro sin interés, más que
una media docena de escenas de una monotonía lúgubre. Además, por aquí y por
allá, desgraciadas expresiones que provocan hilaridad. Ahora bien, Guy de
Maupassant es un franco y sólido escritor. Decididamente la pieza debe ser
del Sr.Busnach.
A pesar de la actuación llena de pasión del Sr. Maurice Simon, la obra no ha
obtenido éxito; sin embargo les Maris inquiets, del Sr. Albin Valbrègue
ha tenido más fortuna. [...] |